domingo, 29 de março de 2009

Meditaciones sobre la Vida Oculta. Geoffrey Hodson

VIDA Y FORMA. EL CAMINO ASCENDENTE

HERMANOS MAYORES Y MENORES



Puesto que en la Naturaleza la forma está subordinada a la vida, así debe llegar a estarlo en el hombre. El hombre debe vivir desde adentro de sí mismo, buscando el cumplimiento o realización de la vida más bien que la perpetuación de la forma.

La forma es la servidora de la vida, pero en el mundo, la vida se ha hecho sierva de la forma. La vida, no obstante, está destinada a triunfar completamente, y la forma, por fuerte que sea, debe ser dominada al fin. Esta derrota causa pena a los que han puesto su confianza en la forma sola. Pero para quien ha aprendido a confiar en la vida, no existe pena, pues ha encontrado el secreto de la felicidad. Identificado con la vida y confiado en ella, comparte su libertad, conoce su felicidad. El dolor pertenece a la forma; el sufrimiento es inevitable a los que están bajo su dominio, pues la forma, siendo transitoria, tendrá que desvanecerse inevitablemente: siendo mortal habrá de perecer algún día. La vida es sempiterna, inmortal; quie-nes ponen su confianza en ella conquistarán la muerte y alcanzarán ventura eterna.

Sin embargo, vida y forma no son en realidad contrarias, sino dos aspectos gemelos del Uno de donde ambas proceden. Por la experiencia v comprensión de ambas, el hombre encuentra su camino hacia el Uno. Esta proeza es la finalidad de la vida humana.

Vida y forma son las dos columnas del pórtico que conduce a la morada del Supremo Uno. Entre las dos pasa el Camino que todos los pies deberán hollar. Hasta los Dioses más elevados lo han hollado --aquellas Siete Inteligencias Altas en quienes se manifiestan perfectamente las siete notas o modalidades. Hasta el Supremo Uno conoció sus goces y rigores muchísimo tiempo ha, en universos que ahora están convertidos en polvo.

Bestias silvestres, salvajes, hombres cultos v civilizados. genios, profetas, santos y venerables hombres, se apiñan en la senda que lleva a la vida eterna, acercándose cada vez más al portal de liberación de los pares de opuestos, que es la meta. Más allá de ese portal están los “hombres justos hechos perfectos”, los Adeptos, los Reyes Espirituales, en la morada del Supremo. A estos grandes Seres también puede encontrárseles en la senda, por haber regresado voluntariamente a vivir en una forma a fin de ayudar, de curar, de guiar y de inspirar a la humanidad que lucha, a Sus hermanos menores.

Aunque Ellos se mueven entre la multitud que lentamente trepa, rara vez son vistos por los hombres; pues los ojos humanos, acostumbrados a las diferencias y divisiones de la manifestación, son ciegos a la luz de Aquellos que moran en la unidad. No obstante, perciben a estos Grandes Seres quienes han empezado a reconocer la unidad entre la diversidad, la vida dentro de la forma, y a vivir conforme a esta visión. Los Perfectos Seres están siempre a la mira de personas en quienes comience a despuntar esta visión, que estén esforzándose por hollar este Camino y que, por tanto, estén dispuestas para recibir la ayuda de Ellos.

En la era actual abundan hombres de mentalidad espiritual que, convirtiéndose en servidores de su raza, se acercan a los Hermanos Mayores. En esta era el velo entre el mundo externo de la forma y el mundo interno de la Vida está adelgazándose. Hombres y mujeres iluminados empiezan a tras-pasar ese velo y a entrar al mundo de la vida. Los Perfectos Seres toman nota de estas incursiones, y bendicen e inspiran a sus hermanos menores que se acercan al mundo interno donde Ellos moran.

El privilegio de asociarse a los Hombres Perfectos ha estado siempre al alcance de quienes son capaces de percibir la unidad de todo cuanto vive, la Fraternidad Universal como un hecho, y que, por consiguiente, viven sus vidas en conformidad con esa verdad.

A todos los que buscan la compañía de Ellos y anhelan servir a la humanidad bajo Sus órdenes, los Hermanos Mayores les dicen: “Levantaos! Despertad! y convertíos en los Dioses que sois! Vivid como Dioses, puros, sin egoísmo, y fuertes.

“Ese Dios que sois en el mundo real, brilla allí con pureza inmaculada, irradiando un amor inegoista, y comienza a mostrar esa fuerza promisoria de omnipotencia.

“En medio de la impureza del mundo, sed puros; en medio del egoísmo de la humanidad, servid; y en medio de la debilidad del hombre, sed fuertes.

“Viviendo así, encontraréis el portal hacia la Vida Eterna. Sirviendo así, nos encontraréis a Nosotros que vivimos para servir. Siendo fuertes así, recibiréis Nuestra fortaleza, de Nosotros que nos hemos convertido en Columnas del templo del Dios omnipotente.

“Ya estéis despiertos o dormidos, Nuestro poder fluirá por medio de vosotros para servicio del mundo. En Nuestro Nombre y por Nuestro Poder os convertiréis en sanadores del mundo, en consoladores de sus aflicciones, y en inspiradores de quienes sean capaces de responder al ideal de la vida per-fecta y a la presencia de los Hombres Perfectos.

“Vuestro mundo es vuestro campo de labranza, vuestros semejantes sus gavillas. Vuestra labor es reunirlos de modo tal que el Divino Agricultor que sembró, pueda cosechar no hombres sino Dioses.

“Vivid de modo que todos cuantos vean vuestras vidas aspiren a imitarlas. Servid para que quienes vean vuestro servicio quieran a su vez servir. Sed fuertes para que todos cuantos vean vuestra fortaleza conviertan la derrota en victoria.

“Tales son Nuestras reglas para vivir. Obedecerlas os traerá más cerca de Nosotros. Un Hermano Mayor espera a cada uno de vosotros para convertiros en Salvadores del Mundo”.

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